Conforme avanzaba la década de los 60 la afición al fútbol en Lumbier volvía a resurgir con fuerza sin dejar de lado a la pelota, que seguía organizando extraordinarios campeonatos a nivel provincial.
Iba a comenzar una nueva etapa del C.D. Ilumberri en el mundo del fútbol federado, una época donde, emulando a los primeros años, conseguiría grandes éxitos deportivos, quizás una de las décadas más exitosas de su historia.
Ya en la segunda mitad de los 60, los partidos de fútbol entre cuadrillas eran cada vez más frecuentes. La rivalidad entre ellas era patente. Los desafíos con meriendas de por medio hacían que los partidos se vivieran con mucha intensidad.
Los partidos pasaron a jugarse en el campo de la “escuela laboral”, aunque nunca abandonaron del todo el Lardín . La cercanía del pueblo, la colaboración de la propia escuela facilitando vestuarios y los tres bares que había en su entorno -La Concepción, La Ino y Casa Sabino- hacían muy atractivo aquel campo, acercándose muchos aficionados a ver aquellos desafíos.
También comenzaron a jugarse partidos contra otras cuadrillas de los pueblos de la comarca donde se mezclaban y disfrutaban las aficiones. Lumbier, para estos partidos, confeccionó un equipo con una selección de jugadores de las cuadrillas. El equipo se llamó popularmente el “Butano” por el color de las camisetas. Este equipo dejó una gran huella entre los aficionados del pueblo, muchos aún lo recuerdan. Los partidos aunaban e integraban a las aficiones de los pueblos contrincantes y ello hacía que los partidos adquirieran más trascendencia y se vivieran con más intensidad.
Llegado mayo de 1968 varios equipos de la Comarca decidieron participar en el siguiente campeonato de liga regional y para prepararse organizaron un comarcal que se denominó “Torneo del Irati” donde participaron además el Sangüesa, Aibarés, Beti Casedano y Aoiz.
Los encuentros, en tardes primaverales, desataron mucho interés en el pueblo. Los aficionados respondieron en masa. Se llenaba el campo por todos sus laterales. Se notaba que había ganas de volver a sentir lo que años atrás se había vivido en el mítico “Lardín”. Además servían para calibrar el estado de los equipos de cara al inicio de la siguiente temporada donde reinaba la incertidumbre ante el nuevo reto. Este torneo finalmente lo ganó el C.D. Aibarés.